ALCAZABA EL CASTELLAR DE LA MORERA

La zona más elevada del asentamiento se encuentra en el ángulo nordeste del cerro, lugar que ocupa el Edificio I, denominado tradicionalmente Castillete o Fortín. Destaca por su amplio patio central, al que se abren dos estancias en el lado norte y tres en el oeste, accediéndose al edificio desde la meridional de este lado y también desde una entrada menor situada en el muro oriental, llamada postigo o poterna. Respecto a los muros que lo conforman, de entre 80 y 90 cm de anchura, su tramo inferior está levantado con mampostería y sillarejos tomados con mortero de cal y enlucidos con el mismo material, superando en algunos tramos visibles los 1.5 m de altura conservada, a lo que hay que sumar el alzado superior que sería de tapial de tierra naranja apisonada, tal y como se ha podido atestiguar en la excavación de las Estancias I y II. En el proceso de excavación no se ha identificado ningún elemento que pueda estar relacionado directamente con la techumbre, como podrían ser tejas, por lo que suponemos que estaría formado por vigas, ramajes y probablemente barro.

La posición del edificio, adosado a la línea de muralla, y su extensión, de casi 1.300 m2 (37 x 35 m), le confieren una función jerárquica específica, posiblemente una qasaba –qasbah, como parte central de una ciudadela– o alcazaba. En las publicaciones sobre el yacimiento de El Castellar de la Morera se evita identificar este Edificio I con cualquier tipo de fortificación, por no apreciarse ningún rasgo defensivo, abogándose más por su interpretación como una gran “unidad doméstica” que, por su ubicación, tamaño y monumentalidad de sus componentes, tendría una función jerárquica concreta dentro del amplio asentamiento amurallado, siendo por el momento imposible discernir si su naturaleza es privada y singular o pública y colectiva. Su evidente paralelismo, en cuanto a forma, partes y extensión, con la qasbah del asentamiento almohade marroquí –1ª ½ siglo XII– del ribāṭ Harga en Ῑgῑlῑz, aunque diacrónico, parece abrir nuevas líneas de investigación sobre la idea de la magnitud de “lo doméstico” en las residencias jerárquicas del medio rural.

La excavación de la Estancia I, con una superficie interna de unos 36.50 m2 –11.40 m de largo y 3.20 m de ancho– muestra el principal acceso al edificio, con dos amplios vanos de en torno a 2.30 m que permiten el tránsito entre el exterior y el gran patio interior. En este espacio destaca un poyo adosado a la cara interior del muro que se encuentra a la izquierda según entramos, una pequeña estructura cuadrangular de 0.67 x 0.56 x 0.29 m, cuya superficie de uso presenta un acabado de cal y tierra muy compacto e idéntico al utilizado para crear el pavimento que se encuentra a sus pies, por todo este espacio central y que parece desarrollarse hacia el patio interior. La existencia de esta estructura, tan inmediata en su ubicación respecto a la entrada principal, nos está informando sobre el posible uso de esta Estancia I como “casa del guarda”, el cual dispondría de este poyo al interior como asiento. Respecto al tercio septentrional de la Estancia I, inicialmente éste no tendría ningún tipo de división respecto al central y sólo parece contar con un banco corrido adosado al muro oriental, de no mucha altura y creado aprovechando un afloramiento alargado y regular de la roca, que pudo tener usos muy variados. Antes del abandono definitivo del edificio en la primera mitad del siglo XI, posiblemente vinculado a la formación de madinat Ilš, la estancia sufriría varias remodelaciones, reduciéndose su espacio útil y el ancho de sus vanos con la construcción de varios paramentos de mampostería tomada con mortero de barro, probablemente debido a la pérdida de importancia del edificio y/o a un cambio de uso del mismo.

 

Para saber más: http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/72190

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