Salves a la Virgen de la Asunción
15th, Juil
Del 16 al 22 de agosto a las 20:00 horas, tiene lugar en la Basílica de Santa María el canto de las tradicionales Salves a la Virgen de la Asunción. Previamente se celebra la Solemne Octava de Ntra. Sra. de la Asunción.
Tras finalizar las fiestas y las representaciones del Misteri d’Elx, se desmonta el Cadafal en la Basílica de Santa María para instalar la cama de la Patrona, donde estará hasta el día 22 para las tradicionales Salves. Una tradición que nació hace 3 siglos en la que se cantan los gozos a la Mare de Déu y se venera la imagen de la misma en su lecho de muerte haciendo eco de lo representado en el Misteri.
Para ello se instala en el altar mayor de la basílica, una cama portuguesa de ébano y adornos de bronce y plata (donada en 1747 por Gabriel Ponce de León -duque de Aveyro, y marqués de Elche-) en la que se recuesta una imagen yacente de la Virgen ya coronada.
El presbiterio se viste con un cortinaje de terciopelo carmesí. Algunas piezas de esta cama como la cabecera, se encuentran expuestas el resto del año en el Museo de la Virgen de la Asunción, situado en la parte posterior de la Basílica de Santa María, frente a la Calahorra.
La primera referencia documental del Archivo de la Basílica de Santa María de Elche data del año 1596, pues en un inventario se nombran elementos destinados a la construcción del lecho mortuorio de la Patrona de Elche aunque ignoramos como sería su configuración. Cabe señalar que en esa época, la cama se ubicaría en la Ermita de San Sebastián, lugar que albergó a la imagen de la Virgen de la Asunción hasta 1648.
Cada día después de la misa de ocho se canta la Salve y a continuación los miembros de la Capella del Misteri y de la Escolanía (un barítono, un tiple y un tenor) cantan los gozos.
El texto de estos, con nueve estrofas y sesenta y ocho versos, son un tipo de resumen argumental de la Festa, la música de los cuales ya era interpretada en el siglo XVIII. Acabada la ceremonia, los fieles suben hasta la cama y besan los pies de la imagen de la Virgen.
Esta representación de la dormición se enmarca dentro de una costumbre muy extendida a la Corona de Aragón desde el siglo XVI para solemnizar la festividad de la Asunción.