El 18 de mayo se cumple el XXIII aniversario de la Declaración del Misteri d’Elx como Patrimonio de la Humanidad.

Los ilicitanos y todos aquellos enamorados del Misteri d’Elx están acostumbrados a mirar a las alturas y esperar que uno de los aparatos terrestres sorprendan y emocionen a los espectadores que abarrotan la Basílica de Santa María durante las representaciones de agosto. Sin embargo, el 18 de mayo de 2001 todas esas miradas de esperanza e ilusión estaban centradas en la sede de la UNESCO en París.

Durante esos días, se debatía en la capital francesa sobre las 32 candidaturas de todo el mundo que optaban a formar parte de la primera lista de Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Después de tres días intensos, el momento cumbre se produjo el 18 de mayo hacia las 15:45 horas cuando el director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, incluyó al Misteri d’Elx dentro de ese reconocimiento universal convirtiéndose en la primera representación que recibía esta distinción.

Ese anuncio recorrió en cuestión de segundos los más de 1.500 kilómetros que separan Elche de París y fue en ese instante cuando la ciudad ilicitana estalló de júbilo. La euforia se desató en forma de cohetes, campanas y muchos ciudadanos se echaron a la calle para celebrar este acontecimiento histórico.

La UNESCO reconocía de esta forma el arraigo popular y el valor cultural de un drama sagrado que se ha representado sin interrupción desde el siglo XV.

Así este testimonio vivo del teatro religioso europeo medieval se convertía en Patrimonio de la Humanidad y Elche podía presumir de ser una de las pocas ciudades con dos Patrimonios de la Humanidad ya que apenas seis meses antes el Palmeral de Elche había sido incluido en esta lista de honor universal.

Ahora, 23 años después, todavía se recuerda en Elche esa fecha tan especial y lo importante que es esta declaración universal para la ciudad y el Misteri d’Elx.