La Virgen que vino por el mar
20th, Dec
Los últimos días del año están marcados en la Cristiandad por la celebración de la Natividad de Jesús. Pero en Elche, además, una de las fiestas tradicionales de mayor arraigo popular se incrusta en medio de ese ciclo festivo que va desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero, otorgando por unos días el protagonismo no al Hijo, sino a la Madre. Es la celebración de la Venida de la Virgen, que supone no solo una manifestación del fervor y la devoción que los ilicitanos sienten por su patrona, la Mare de Déu de l’Assumpció, sino que además incluye algunos de los elementos más hermosos y definitorios de la religiosidad y la cultura locales, además de entroncar directamente con la principal fiesta en su honor, Misteri o Festa d’Elx.
La celebración rememora el milagroso hallazgo de la imagen de la Virgen de la Asunción en el interior de un arcón en la cercana playa del Tamarit y su traslado a Elche, donde sería proclamada patrona de la ciudad. La base histórica sobre la que sustenta la tradición popular es difusa e incluye dos versiones: algunos relatos de los siglos XVII y XVIII, que hacen referencia a unos más antiguos, sitúan ese momento en 1266, un año después de la conquista de la ciudad por el rey Jaime I, mientras que otros lo retrasan hasta 1370, que es la fecha que ha acabado por aceptarse como ‘oficial’ para la celebración.
Según esta última versión, cuando el guardacostas Francesc Cantó se encontraba patrullando a lomos de su caballo por el litoral ilicitano, observó al amanecer una gran caja flotando sobre las olas. Tras acercarla a la orilla, leyó en su parte superior la inscripción ‘Sóc per a Elig’ (‘Soy para Elche’) y al abrirla, quedó sorprendido al encontrar en su interior una imagen de la Virgen. El mismo relato detalla que junto a ella estaba la consueta o libro para la representación del Misteri en honor de la futura patrona de la ciudad.
Cantó partió raudo y veloz a comunicar la buena nueva a los regidores de la villa, tras lo que se organizó una comitiva que condujo a la imagen mariana en una carreta tirada por dos bueyes hasta la iglesia de Santa María, donde fue recibida por todo el pueblo.
Esa tradición es la que se hace fiesta a finales de diciembre. Tras el pregón del día 26 en el Gran Teatro, los actos centrales arrancan el 28. Ese día, al despuntar el alba, se escenifica en la playa del Tamarit –actualmente en término de Santa Pola- el hallazgo del arca con la Virgen por parte de Cantó. Seguidamente se organiza la romería popular, en la que cientos de ilicitanos acompañan a pie la imagen de la patrona a lo largo de 14 kilómetros hasta el Hort de les Portes Encarnaes, a la entrada de la ciudad. A las tres de la tarde, tras el disparo de un cohete-bomba, Francesc Cantó rememora la cabalgada desde la playa con su veloz galopada desde la puerta del huerto hasta el Ayuntamiento para comunicar la noticia del feliz hallazgo. Durante el trayecto, que apenas dura dos minutos, una ingente multitud se agolpa para jalear y aplaudir al jinete, constituyendo un momento muy emocionante, en especial para los niños.
Tras ser recibido Cantó por el Justicia Major y el resto del antiguo concejo municipal, se lee un bando en el que se llama a los ilicitanos a acudir a la playa para traer a la Virgen hasta su nueva morada. Se forma entonces la comitiva, con participación de las entidades festeras, que se desplaza hasta el huerto donde espera la patrona. Desde allí, la imagen es conducida a la Basílica de Santa María, entre el disparo de tracas y cohetes, y los continuos vivas de los entusiastas espectadores.
El día 29 se celebra la festividad local de la Venida de la Virgen, protagonizada por la procesión con la patrona, que recorre el mismo itinerario del 15 de agosto. En el trono la imagen va acompaña de niñas y niños vestidos de angelitos, mientras Cantó, sobre su caballo, lanza vivas a la Mare de Déu.
Concluyen así unas fiestas muy queridas por los ilicitanos, que constituyen una de sus señas de identidad como pueblo, y que son, una vez más, un vehículo para renovar ese indisoluble vínculo con su patrona, “la que vino por el mar”, como cantan en la popular habanera ‘Aromas ilicitanos’.
Gaspar Macià Vicente
Periodista.